Capricho de perro


La niña mala
E. Banchs

Lyra bella, pero
mala como el lobo,
con un junco mata
las abejas de oro.

Con sus once años,
su cabello rojo,
su mirar tan fino
como acero moro,

tiene más caprichos
que un hidalgo loco.
Todos sus caprichos
dejan algún lloro.

Con su nombre lindo
como un bucle de oro,
la pelirrojeña
da penas a todos.

Un galgo tenía,
lo arrojó a los fosos;
un violín tenía,
lo quebró por gozo.

Lyra bella, pero
mala como el lobo,
con un junco mata
las abejas de oro.

Apoyado a un fino
báculo de chopo,
el abuelo entonces
llega tembloroso.

-Amor mío, Lyra,
lucero de otoño,
deje las abejas
que sieguen sus oros.

-Déjeme en mis prados
el viejo gotoso;
con sus gafas prietas
vaya a leer infolios.

Apoyado a un fino
báculo de chopo,
se fue el viejo entonces
a leer infolios.

La náyade, una
que estaba entre lotos
que hacen blanco al lago,
blanco y oloroso,

con sus alirados
brazos armoniosos
se llevó a la niña,
mala como el lobo.

En el medio del lago,
pero muy al fondo,
la niña ha cien años
está hilando un copo.

Copo con espinas
y da un hilo rojo;
que está hilando Lyra
su corazón.


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