En el nombre del Perro


Hambre
Fijman

Vigilancia nocturna de arboledas
constantes
en una interminable perspectiva
rasada de canciones
desmesuradas.

Se engancha hondamente a mi ternura
la sangre de los astros;
se llenan mis bodegas con el vino
de la expansión;
se cubren mis graneros con los granos
de Dios.

Es muy ancho el sombrero de la noche
puesto sobre el paisaje.

Hacen alegre ruedo
taifa de vientos peleadores
de dientes amarillos.

Perpetuo insomnio
mis pasos olfatean
como perros
un lobo imaginario
guardando los apriscos.

Cenas del hambre.
Recogimiento bufonesco
salado de idiotismo:
voz de falsete
en francachela corpulencia.


En El Hospicio
Pastoral


Quiero atrapar el sol
en una pared desierta.
Me siento tan libre que
hasta me ahoga esa idea.
Me hace mal la realidad
de saber que el perro es perro
y nada más.

Quiero descolgar al sol,
chapalear entre las hojas,
estirar mi soledad,
correr entre los pasillos
y buscar la realidad
de que el perro no sea perro
y nada más.


Encierro real;
claustro de barro.
Solo sombras,
sombras.

Porque supe al despertar
que mis sueños eran ciertos
y mi propia realidad
supera la fantasia
de ser vos la fuerza que
de la nada hizo vida y me la dio.

Porque me dejan pensar
en toda esa gente humana
y despues, para jugar,
hasta me atan a mi cama.

Puedo ver la realidad
de que el perro sea perro
y nada mas. 
   


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